En este proceso,
te das cuenta de algo sorprendente:
la mente es solo una parte de ti,
no tu identidad completa.
Al caer esa falsa identificación,
descubres una libertad interior
y te liberas de las crencias limitantes,
algo que va mucho más allá
de “enfocarte para ser productivo.”
Es un cambio de identidad
que muchos llaman “despertar de la conciencia.”
No necesitas ser religios@ ni místic@
para vivirlo:
surge de la práctica directa.
Y lo mejor
es que está a tu alcance,
aquí y ahora.